El sábado pasado nos fuimos a Barcelona el Rocator, Zaru & me, al Salón del Manga. La verdad es que me gustaría acompañar esta entrada con fotos, pero como Roca se olvidó su cámara con nosecuantosmilmegapíxeles tuvimos que comprar una desechable sin flash en una estación de servicio. Esperemos que salieran bien, en cuanto las tenga las pondré para uso de todos.
El Salón del Manga estuvo bien, fuimos en uno de los llamados frikibus, dícese de autobús fletado exclusivamente para llevar y traer a la gente al y del Salón del Manga, un autobús donde los ocupantes ladran como perros cuando les torturan con la película de Steve Martin Doce en casa, hasta que consiguen poner una película de su cosecha. Un autobús que se retrasa dos horas en la llegada con un final que bien podría titularse como la serie Perdidos y con un recital de rotondas que ya hacíamos la ola cada vez que pasábamos por una más.
Y luego de destrozarte las manos a base de golpear el cristal cual zombi buscando la libertad, para el frikibus y vamos corriendo todo contentos con nuestra entrada en la mano, no como esos tontos que están haciendo cola para comprar entrada, para descubrir que somos solo medio tontos, porque la cola de entrada no nos la quita nadie. Casi cuatro horas. Pero bueno, rodeados de frikis uno nunca se aburre.
Ya dentro del Salón, todo como lo esperaba. Lo que no me gustó es que no hubiera ninguna novedad, cualquier cosa que había en el Salón se podría haber comprado perfectamente en Valencia. Pero bueno, esto es como lo de Mastercard©, porque ver a un montón de personas saltar y gritar y cantar en japonés las canciones de un grupo japo, escuchar hablar a Masakazu Katsura o fotografiarte con los Caballeros del Zodiaco no tiene precio.
Salón del Manga solo hay uno (o eso creo), Salón del Cómic hay varios a lo largo del año en distintas ciudades. No en Valencia. Sin embargo, el primer Salón del cómic que hubo en España fue en Valencia. En 1975 tuvo lugar en la Universidad de la calle de la Nave el I Salón Nacional del Cómic y la Ilustración, la primera gran cita nacional vio la luz en Valencia. Hoy, no queda ni rastro de eso. Gracias al gobierno del PP valenciano por demostrarnos lo que para ellos es la cultura, la cultura del dinero al ladrillo, del dinero a los amigos con dinero.
El Salón del Manga estuvo bien, fuimos en uno de los llamados frikibus, dícese de autobús fletado exclusivamente para llevar y traer a la gente al y del Salón del Manga, un autobús donde los ocupantes ladran como perros cuando les torturan con la película de Steve Martin Doce en casa, hasta que consiguen poner una película de su cosecha. Un autobús que se retrasa dos horas en la llegada con un final que bien podría titularse como la serie Perdidos y con un recital de rotondas que ya hacíamos la ola cada vez que pasábamos por una más.
Y luego de destrozarte las manos a base de golpear el cristal cual zombi buscando la libertad, para el frikibus y vamos corriendo todo contentos con nuestra entrada en la mano, no como esos tontos que están haciendo cola para comprar entrada, para descubrir que somos solo medio tontos, porque la cola de entrada no nos la quita nadie. Casi cuatro horas. Pero bueno, rodeados de frikis uno nunca se aburre.
Ya dentro del Salón, todo como lo esperaba. Lo que no me gustó es que no hubiera ninguna novedad, cualquier cosa que había en el Salón se podría haber comprado perfectamente en Valencia. Pero bueno, esto es como lo de Mastercard©, porque ver a un montón de personas saltar y gritar y cantar en japonés las canciones de un grupo japo, escuchar hablar a Masakazu Katsura o fotografiarte con los Caballeros del Zodiaco no tiene precio.
Salón del Manga solo hay uno (o eso creo), Salón del Cómic hay varios a lo largo del año en distintas ciudades. No en Valencia. Sin embargo, el primer Salón del cómic que hubo en España fue en Valencia. En 1975 tuvo lugar en la Universidad de la calle de la Nave el I Salón Nacional del Cómic y la Ilustración, la primera gran cita nacional vio la luz en Valencia. Hoy, no queda ni rastro de eso. Gracias al gobierno del PP valenciano por demostrarnos lo que para ellos es la cultura, la cultura del dinero al ladrillo, del dinero a los amigos con dinero.