lunes, febrero 06, 2006

La vida secreta

Este viernes fuimos al cine, no entiendo como algo tan simple como quedar con los amigos a cenar y ver una peli nos puede costar tanto. Pero bueno, vamos mejorando.

Tras el sufrimiento inicial al ver como Fris no pasa de los 50 km/h en autovía (cosa prohibida), llegamos al Kinépolis. Teníamos 50 min. para cenar antes de que empezara la peli, por lo que optamos por la comida rápida, pero huyendo de un McMierda nos metimos en un kebap, cuando nos dimos cuenta era un kebap griego y la comida daba pestes por todos los lados, carne de ternera (era pollo) quemada, patatas de plástico, salsa que sabía a bacalado y cerveza Mahou que parecía meado de zombi moribundo (la cocacola sabía a cocacola). Tras no vomitar y comprar cualquier cosa que llevarnos a la boca para quitarnos el mal sabor de boca, fuimos a ver la película.

La vida secreta de las palabras.

Está muy bién (aunque el doblaje es una puta mierda, vivan los dvds english 6.1). Me gusto más que otras películas de Isabel Coixet, como Mi vida sin mí, con unos actores que me encantan como Javier Cámara (de secundario), Tim Robbins (un crack) y una Sarah Polley de la cual creo que me voy a aficionar a sus películas (aunque ya la ví en otras pelis como la propia Mi vida sin mí o El amanecer de los muertos, si es que hasta hace pelis frikis :D).

A partir de aqui se clasifica la información como spoiler:


En la película se trata el tema de la guerra civil que azotó entre serbios y bosnios en el año 1992.

Consecuencias de la vida (o de la tv), al día siguiente de ver la película ví un reportaje de Televisión Española que trataba de esa guerra. Una mujer buscaba a su marido desaparecido. Relataba las cosas que había vivído cuando estuvo internada en un campo de concentración (que lo único que se diferenciaba del de Auswitch era que no había cámaras de gas). Igual que la protagonista de La vida secreta de las palabras, Hanna (Sarah Polley), la mujer del documental contaba historias de violaciones, de torturas, de asesinatos a sangre fría de mujeres delante de sus hijos pequeños... Más tarde nos encontrabamos en un lugar donde se recogían los esqueletos encontrados en las fosas comunes (muchas aún sin localizar) para practicarles las pruebas de ADN y así poder identificar a personas desaparecidas: una estancia grande con el suelo lleno de unas mantas de 1 metro cuadrado cada una, y sobre cada manta un esqueleto amontonado de una persona anónima. Y otros esqueletos amontonados en estanterías.

No se como en la década de los 90 puede pasar algo así, ante la pasividad del mundo. ¿Acaso no habiamos aprendido de la I y II Guerras Mundiales? ¿Cómo pueden existir tales monstruos? Y ahora mismo, ante nuestra puta mirada, sigue ocurriendo igualmente. ¿Cómo podemos permitir esto? ¿Por qué las grandes naciones no hacen algo para arreglarlo? ¿por qué solo piensan en el maldito dinero? ¿Por qué nosotros, gente anónima, no hacemos nada? Lo vemos lejano, como ficticio, como si formara parte de una historia o de un mundo que no nos pertenece.

Ahora no nos damos cuenta de la realidad, pero cada vez creo con más firmeza que antes o después estallará otra Gran Guerra, porque el ser humano está diseñado para hacer el gilipollas. A mí ya me da igual, mi mente está preparada.

Sería bonito hacer algo, o por lo menos intentarlo, para parar toda esta locura en la que se ha transformado la sociedad. Pero lo vemos todo tan lejano, como la protagonista de La vida secreta de las palabras "¿Una guerra?, eso solo les pasa a los demás".